TRIVIALIZAR EL ABORTO O LA MATERNIDAD

Restarle importancia al proceso en el que se embarca una mujer cuando decide abortar o maternar no es una actitud feminista. Para empezar, no tomamos partido en este asunto porque no nos corresponde, el centro de nuestra lucha es la libertad de decisión y, por lo tanto, no promovemos que una mujer aborte o que sea madre. Bajo ninguna forma, el discurso sobre el empoderamiento femenino puede tomar un rumbo en el que se reproduzcan presiones e imposiciones. Nuestra tarea es acompañar a la mujer en su decisión, entendiendo que abortar no es sencillo y que maternar, cuidar de los hijos y decidir dedicar a ello mucho trabajo y tiempo no implica que la mujer esté menos empoderada.

PROMOVER UN DISCURSO EN CONTRA DE LOS NIÑOS Y NIÑAS

Aunque suene un poco absurdo, el nuevo estereotipo de la mujer empoderada que hace su vida sin atenerse a lo que se espera de ella (ser madre o quedarse en el hogar), se vuelca a veces en un discurso en contra de los niños y niñas. Desde el feminismo no rechazamos la importancia que tiene el trabajo del hogar y de los cuidados; por el contrario, nuestra protesta apunta a validar ese trabajo y rechazar la jerarquía que se ha configurado colocando el trabajo en los espacios públicos (mercado, economía, política) por sobre el trabajo que cuida de la vida y también de las infancias. Maternar, cuidar, enseñar a los niños y niñas son actos profundamente políticos.

ADOPTAR COMPORTAMIENTOS PROPIOS DE LA MASCULINIDAD

Si bien todos los esfuerzos que las mujeres han hecho en la historia para ocupar lugares antes reservados para los hombres son válidos y forman parte de nuestra herencia; como feministas nuestro interés no está puesto en demostrar que podemos ser lo que son los hombres, no representan ellos la medida de lo que queremos alcanzar. Cuando criticamos, por ejemplo, que al hombre se le admira por tener muchas mujeres mientras que a las mujeres se nos tilda de putas, no reclamamos poder hacer lo mismo. Es solo una evidencia de las distintas percepciones sociales sobre lo que se espera de unxs y otrxs. El feminismo cuestiona todo lo que hay de fondo en las relaciones, cuestiona cómo se han configurado socialmente hombres y mujeres, conoce que los hombres también son afectados por lo patriarcal.

BUSCAR UN EMPODERAMIENTO INDIVIDUAL

Desde el feminismo no podríamos recaer una vez más en separar tajantemente lo público de lo privado. Todo lo que una mujer hace en su espacio puede representar formas bellas y feministas de resistencia. Sin embargo, el feminismo como movimiento político transformador de la realidad, apunta a la erradicación de las jerarquías de poder entre los géneros. Es decir, a que las mujeres en su conjunto dejen de estar en una posición subordinada. No apuntamos a que unas cuantas mujeres trabajen y ocupen cargos de poder mientras otras se hacen cargo del trabajo que queda en su ausencia.

APLAUDIR LA INCLUSIÓN DE MUJERES EN CUALQUIER ESPACIO

El feminismo no busca la inclusión. Cuantas más mujeres hay en un campo podemos medir ciertos avances; sin embargo, al estar armadas de una teoría y práctica anti-sistema y anti-patriarcal, no aplaudimos la inclusión de una mujer en espacios de poder (al frente de un gobierno conservador), opresión (al frente de la policía), explotación (al frente de una empresa minera). No dejamos que el colocar a una mujer en un cargo o afiches publicitarios o pintar sus empresas de color rosado nos distraiga de lo que está pasando con las mujeres cuya libertad se restringe por políticas conservadoras; con las que son humilladas, violadas y agredidas por la policía; con las que dan la vida por defender sus tierras frente al extractivismo.

IDEALIZAR LA SUPERIORIDAD DE LAS MUJERES Y PROMOVER UNA SUPREMACÍA

De la mano con el punto anterior, desde el feminismo tenemos claro que no todas las mujeres velan por los intereses femeninos y por la transformación social y cultural solo por el hecho de ser mujeres. No creemos en una supremacía porque discutimos la naturalización de que unxs puedan ser mejores que otrxs solo por su género, no afirmamos que “en el mundo no habrían guerras si todas las presidentas fueran mujeres”. Lo que sí impulsamos es una economía feminista, por ejemplo, construida desde las mujeres que en su trabajo y tareas históricamente asignadas han desarrollado una ética distinta sobre el cuidado de la vida y de los recursos. Estas propuestas se desarrollan a partir de una serie de investigaciones, teorías, perspectivas filosóficas…

CRITICAR A OTRAS MUJERES  PORQUE NO SABEN TODO SOBRE EL FEMINISMO

La intención no es y nuca será crear un “femistrónomo” para medir qué es feminista y qué no. Todas nos embarcamos en este proceso y relacionar la teoría con la práctica no es fácil, mucho menos lo es modificar nuestras propias relaciones y formas de vivir en el mundo.  El feminismo no es un conjunto de acuerdos sobre absolutamente todo, los feminismos están atravesados por la auto-crítica, la discusión y la contradicción. Pero fuera de eso, hay un apropiamiento y tergiversación de las propuestas, algo que debe ser siempre señalado, como se ha hecho ahora.